El egoísmo mantiene a dos clases en puntos extremos; “la riqueza y la pobreza”. Nuestro ser pudiese viciarse e inclinarse por la búsqueda del favor de quien lo puede dar y tratar como nada a quien consideramos tan bajo. Como hombres nos estamos desviando de las enseñanzas de bondad que debiesen permanecer, de no hacer distinciones y darse a todos. Jesucristo siendo Hijo de Dios un buen día dejo su trono para nacer en un pesebre, fue juzgado como pecador, hizo silencio hasta lo sumo para ser crucificado como un vil criminal, el bajo para alcanzarnos.
Un acto de bondad pudiese verse ínfimo en el universo, sin embargo es un punto que emblanquece una negra locación, cuanto más si otros se sumasen, esos pequeños detalles harían grandes diferencias en nuestra patria, en nuestro mundo.